jueves, 27 de mayo de 2010

In Scott we trust



Ayer pude comprobar que el binomio Scott – Crowe sigue gozando de buena salud. Desconozco la opinión de la gran masa, y me importa un guano la crítica del Fotogramas de turno –por más que a Pitis le parezca lo contrario-. A mi me gustó, pero con matices.


Robin Hood ha sido siempre un recurso cinematográfico bastante exprimido, como lo testimonian las veinte mil versiones (que no remakes, porque el original es un libro) que engrosan los archivos de Hollywood, que ya podrían vaciarse un poco habida cuenta de la furralla que existe.

No voy a aburrirme comparando versiones, básicamente porque hay un trillón de ellas, y porque para eso está wikipedia. Si de paso algún valiente echa un vistazo a los Robins anteriores, comprobará en sus carnes que el cine avanza, mejora, y que se puede tranquilamente dejar atrás mucho clásico trasnochado, y mucho bodrio convertido en película de culto por el submundo freak que también habita en esto del cine.

Con escenas de acción en batallas y emboscadas como las de R. Scott en esta entrega, ¿vamos a decantarnos por aquellas cintas de un Errol Flynn en mallas postpunks y bigote de pega? Aquellas escenas de lucha eran más propias del Lago de los cisnes que de cine de acción, aunque siempre existe el típico amigo cool que acude al rescate de defecaciones cinematográficas similares, simplemente porque son en blanco y negro.

En el caso de Scott, su éxito no depende exclusivamente de la tecnología, porque la brillantez y el talento, en su caso, no salen de un programa de ordenador. Es bueno, y lo ha demostrado.

Empezó quitando el aliento -con cine de ciencia ficción de alto voltaje- a un público adormecido con chuminadas como la de Kubrick y su ‘2001: odisea en el espacio’, presentando ‘Alien’ (la irreemplazable que marcó tendencia en el género), o ‘Blade Runner’, una genialidad que todo el mundo reconoce como adelantada a su tiempo (y no lo digo porque transcurra en el futuro). El resto de la filmografía, lo dicho, en wiki.

Mucha escena para el recuerdo, maravillosas, y me importa poco que sea resultado de ordenador; lo meritorio del caso es hacer creer que esa belleza indescriptible es, o parece, real.

Scott acertó escogiendo a Russell (vaya novedad), y aunque se le distinga como uno de los mejores, creo que ya se le puede empezar a decir aquello de que conoció épocas mejores. Ya no es el de Gladiador, muy a nuestro pesar.

Acertó escogiendo a Mark Strong, el villano calvorotas que hace del malote de la corte, con un más que extraordinario parecido a Fonsi, o a Oscar Isaac, el rey (juan), con su afilado brit humor y su poca predisposición a dejar de ser insufriblemente déspota.

Por lo que no paso es por tener que aceptar a la Blanchett como la linda Marian del cuento. Y una mierda pinchada en un palo. Scott se ha contagiado del empalagoso estatus del que goza la petarda en Hollywood, y se ha vendido a la imagen, a lo fácil, a lo de todos… y la diva ha ganado. Aunque también es cierto que no siempre se puede tirar de Cotillards o Eva Greens.

Falta un speech grandilocuente que nos haga estremecer, un final que no pase por la previsibilidad acostumbrada, dos gotas de calidad en los diálogos y tendríamos la película de los 20 Oscars.


Robin Hoods hay muchos, y he preferido no mencionar a Kevin Costner por respeto a la historia, pero para mí Robin de Locksley será siempre aquel héroe de leyenda que entró en los carnavales de hace un año en el Alkimia, con el arco en la mano, su sonrisa de medio lado y unas mallas que dejaban entrever los misterios de la vida.

Gracias Josu.


2 comentarios:

  1. ¡Por Diós Marian! ¿Con lo de los 20 Oscars, no crees que te pasas? ¿No echaste de menos a Morgan Freeman? La peli sin él no es lo mismo. Igual que el alkimia sin Josu, nuestro Robin Hood particular.

    fdo; uno de los cooperantes secuestrados que "no está bien" y necesita medicinas.

    ResponderEliminar
  2. Por lo pronto espero que os recuperéis allá donde estéis.

    Por lo que respecta a Morgan, la respuesta es afirmativa, que se hubiesen estremecido mis riñones más cinéfilos de haber descubierto que al viejo le habían reservado un lugar en el bosque por lo que tragó en su día al lado del Costner de todo a cien.

    Y de Josu no puedo decirte más que todavía conservo en algodones la flecha con la que partió mi corazón...

    ResponderEliminar